La magia de Cantabria no se limita a sus impresionantes paisajes de montaña y sus idílicas playas; se extiende hasta la riqueza cultural y natural de sus pueblos. Entre estos, hay algunos pueblos bonitos cerca de Laredo cuya visita se convierte en un viaje al corazón de la tradición, la historia y la belleza inalterada. La proximidad de Laredo a estos destinos hace que explorarlos sea tanto un viaje fácil como una aventura inolvidable.
Haremos un recorrido por siete de los pueblos más encantadores que se encuentran en las inmediaciones de Laredo pueblo, desvelando lo mejor que cada uno tiene para ofrecer. Desde las históricas calles de Santoña hasta la belleza costera de San Vicente de la Barquera, preparaos para descubrir lugares que parecen sacados de un cuento de hadas, donde cada rincón cuenta una historia y cada paisaje roba el aliento. Sin duda, estos son destinos que no te puedes perder si buscas que ver cerca de Laredo.
Santoña
Santoña, un tesoro oculto a orillas del mar Cantábrico y celebrado por sus conservas de anchoa, destaca por su belleza natural y su patrimonio histórico. Pasear por su puerto y visitar la fortaleza del Monte Napoleón son actividades imperdibles. Sin olvidarnos de la reserva natural de las Marismas de Santoña, un paraíso para los amantes de la naturaleza y el avistamiento de aves. La iglesia de Santa María del Puerto, una joya gótica, es otro punto de interés vital para comprender el rico tapestry cultural de la zona.
Suances
Suances nos recibe con sus impresionantes playas y acantilados, convirtiéndose en un destino perfecto para los amantes del sol y el mar. La Playa de los Locos, muy popular entre los surfistas, y la Playa de La Concha, ideal para familias, son lugares de visita obligada. Pero Suances no es solo playa; su faro, ubicado en un punto estratégico que ofrece vistas panorámicas del Cantábrico, es un lugar mágico para contemplar el atardecer.
Comillas
Al hablar de Comillas, es imposible no mencionar el Capricho de Gaudí, una de las pocas obras del genial arquitecto fuera de Cataluña. Este edificio, con sus formas orgánicas y colores vibrantes, es pura fantasía convertida en arquitectura. Además, Comillas alberga el Palacio de Sobrellano y su capilla-panteón, joyas del neogótico que reflejan el esplendor de la época. El encanto de este pueblo no se detiene ahí; sus calles empedradas y la Universidad Pontificia son testimonios vivos de su rica historia y tradición académica.
Castro Urdiales
La historia y el mar se entrelazan en Castro Urdiales. Este pueblo, con su impresionante iglesia gótica de Santa María, el Castillo de Santa Ana y su emblemático puente, es un sueño para quienes aman conjugar paseos junto al mar con lecciones de historia viva. La gastronomía aquí es otro punto fuerte, destacándose los platos a base de pescados y mariscos frescos que reflejan la riqueza del mar Cantábrico.
Noja
Noja, con sus extensas playas de arena fina como Tregandín y Ris, es el destino ideal para quienes buscan desconectar y disfrutar de la naturaleza. Pero Noja no es solo un paraíso playero; el Paseo de la Costa y la Reserva Natural de las Marismas de Joyel ofrecen rutas espectaculares para los amantes del senderismo y la observación de aves. La historia también tiene su lugar aquí, con joyas como el Palacio de Albaicín, ejemplo de la arquitectura civil del siglo XVI.
Cóbreces
Cóbreces ofrece un escape hacia la tranquilidad, con su formidable abadía cisterciense de Santa María de Viaceli, cuyos muros rezuman historia y espiritualidad. La playa de Luaña, paradisíaca y rodeada de naturaleza verde, es otro must para los visitantes. Las fincas que producen leche y queso en las proximidades permiten una experiencia gastronómica auténtica y de kilómetro cero.
San Vicente de la Barquera
San Vicente de la Barquera es, sin duda, una postal viva de Cantabria. Su imponente puente medieval ofrece vistas espectaculares de la bahía, y el casco antiguo, con la iglesia de Santa María de los Ángeles, transporta a los visitantes a otra época. La gastronomía basada en el pescado del día y los mariscos es sencillamente excepcional. No hay que olvidar las playas, como la de Merón, perfectas para surfear o simplemente relajarse y disfrutar del paisaje.